Perturbador artículo titulado La desigualdad gringa, donde Héctor Aguilar Camín narra el libro de Charles Murray, Coming Apart. Lo remata así:
Los ricos no sólo son más ricos porque ya lo eran, sino porque son más trabajadores, mejor educados, más creativos, más competentes y con valores morales más estables que los pobres.
No hay tal cosa, sugiere Murray, como un pueblo bueno, trabajador y solidario, explotado por una élite ociosa, rentista y disoluta.
Lo que hay es una separación tribal entre un pueblo poco educado, poco solidario, individualista, de ingresos estables o descendentes, que gasta sus horas de ocio viendo televisión, y una élite que se reproduce a sí misma con extraordinaria eficacia, mejora generacionalmente su educación, sostiene y asiste a las mejores universidades, multiplica sus fortunas, y es la fuente de las innovaciones mayores de su sociedad.
¿Suena familiar?